martes, 1 de abril de 2008

Mamá



Fuiste frazadita que me tapó del miedo
Mujer como pocas en la tormenta oscura
ráfaga de inmensidad en la mas absoluta fortaleza
(pasen y vean
señores del temblor,
de la debilidad machista,
de la inseguridad patriarcal
al paradigma humano
femenino
de la luz brillante en el coraje)

Sos
presente de memoria en la ternura
o memoria del presente en el apuro

Todo lo que fui de vos se vuelve limpio
lo que te dolí no tiene escusa
lo que me doliste
vive en lo que queda.

Tengo cada pielcita de mamá, de vos,
en cada una de mis risas,
pero no te tuve lúcida lo que te mereciste
ni todo lo que te necesitaba
ni todos los siglos que se requerían
para que el mundo aprenda de tus ganas.

El amor que te adeudo
no sé como pagarlo
pero no me pesa ni siquiera en la mañana
mas oscura de la pena
porque se convirtió en dignidad
y en venganza de tu espera
en rafaga de cielo en la distancia.

No te tuve todo lo que te amé
viejita mía
pero te escribo
en este pizarrón virtual del tiempo
que sueño puedas leer
en tu vacío abismo de recuerdos

Te escribo
con un dolor
fácil de llorar
pero difícil de escribir.

Difícil para un lenguaje
que sólo acumula rencor
frente a lo poco que viviste
o lo que no pudiste vivir.

Por eso acumulo puteadas
gritos lacerantes sin vergüenzas
a un dios cobarde, cansino y taciturno
que no te preservó lo suficiente
de la amnesia gris en el recuerdo.
que inventó la enfermedad
que hoy te inunda
y que otra vez dio pruebas a los injustos
de no cuidar a quien más lo merecía.

TE QUIERO MAMITA DE MI VIDA
me encantaría que sepas
que nadie
puede llorar este llanto de letritas
como hoy te lloro
que nadie como yo puede nombrarte
en la risa.

Que nadie
puede acompañarte al mercado
ni gritar este grito que te pide,
otra ves,
que no te vallas
y que te quedes conmigo a jugar en esa plaza.




Gajitos únicos
mis gajitos
libres de grises
oscuridades
brillantes como fuego en todo abismo

Sueltos y libres de garras sucias

libérrimos
(protegidos a morir por mis huesos y mi carne)

Destructores de negruras
combatientes del dolor del mundo
Atorrantes jocosos de cielo sin bozal

Vientos dignos sobre el tajo de esta puta tierra.
Abiertos al gran grito inmenso de la vida.
Salú.


Lo que buscamos


Todos estamos buscando
caras donde ubicar la santa mirada altiva de la vida

Y estamos buscando un escondrijo de hombro donde las ratas no penetren

Un escondrijo de útero de colores ciegos regados con leche de madre.

Todos buscamos alguna respuesta refugiados en la brisa lánguida de un domingo final.

Todos buscamos a quienes nos persiguen
e intentamos detectar a quienes escriben los guiños de un abrazo.

Todos buscamos lo que no encontramos
y el juego ese nos consume mierdametne la claridad de muchas, demasiadas, mañanas.


Todos buscamos un pájaro perdido en un pliego de nuestra memoria
y todos buscamos una canción ardida que nos libere del peso
que nos planta, nos clava, nos mortajea en la lluvia y en el charco.

Todos buscamos un único ladrillo pedregoso
búfalo en salivas
donde podamos decir que estamos a gusto.

Todos, también, eludimos las preguntas
del espacio y el lugar de nuestra tumba
del pasto que será en la
memoria de los otros.

Todos buscamos un amuleto, un signo y un abismo
en el que volar hacia nosotros mismos
sea mas que una simple cuestión de equilibrio
y que ese vuelo nos permita
soñarnos con otros en el tajo de la noche.

Y todos nos olvidamos a menudo que buscamos unas piedras para tirarle al firmamento, a ese,
al que nunca se le ocurrió firmar
ningún testamento digno de esperanza.

Pero buscamos,carajo,cómo buscamos.
Impertinentemente
Caprichosamente
Buscamos dejando gajos de minutos regados con llantos
pedazos de carne en las respuestas

Buscamos debajo de la mierda de la historia
arriba de la lampara iluminista que solo alumbró la fábrica de muertes.

Nos interrogamos cómo dejar la firma en un agujero
en un perfil
con rostro y compañía.

Y, aunque no lo digamos,
sobre todo,
buscamos respuestas simples, graciosas, de pocos besos
caricias de labios que sellen el tamaño matemático del dolor
para que una mirada logre fotografiar
lo que vieron una vez
unos ojos y unos dias.



Papito:
Un poema,
un triciclo,
una espera.

Un cántico,
un murmullo,
una pelea,
un codigo,
una dignidad desplegada
en toda sábana
que se airea
sobre la inmensidad
de este puto mundo.

Los limites de la paz























Los que defienden el beso
incluso entre la carne chamusqueada
se preguntan cuando es el limite
hasta donde defender valientemente
la sombra de gandhi.

Estuve en sus debates de incienso
vi sus rostros de cejas sonrientes, languidas y auténticas.
Y alcancé a escuchar sus acuerdos de dudas y flores.
Mientras la paz perpetua sonsacaba balas de las gargantas homicidas.

Los vi esperanzados, mudos y cabizbajos
cuando les nombré a buchenbald tatuado en mi nombre.

Ellos y y mis hijos preguntan sin dios:
¿cuál es el limite, espiga, cielo?

¿Cuál es la inmunda la llamarada rota?