
la poesía de hoy
interroga sobre quienes somos.
No repara en la egolatría del lobo estepario
de ese tipo que se mira al espejo
y parece
que es el único
que sufre
mientras el dolor exacto
ni siquiera tiene palabras para nombrarse:
Quedó en el zaguán
la pregunta por el Ser.
Su respuesta
es demasiado obvia:
el ser es la soledad.
Ahora
entre diques,
angustias y soles
se interroga sobre quienes somos
sobre la especie,
sobre lo humano.
Ahí
por lo menos,
sabe
que la respuesta lleva
a que nos exponemos
y ya no estamos solos.