Salva la rasga vela/
en firces, nudos y penas/
busquen números de cielo/
aritméticas ocres que contabilicen llantos/
que cuantifiquen inmensos mares de dolor/
Para darme las respuestas que me adeudan/
los cobardes coros sucios de la muerte.
¿hay un poco de pacesita rota colgada de un hombro donde dejar este tajo trabajo acumulado en los golpes de cada jornada previa a la noche del supuesto descanso?
Las llaves del puerto fueron cegadas en la noche
se cerro la puerta de la risa en la penumbra
y todos nosotros nos seguimos preguntando como es que el cielo escupe lluvia.