miércoles, 9 de junio de 2021

El maestro rural

El maestro rural


El maestro rural

Si América latina se americaniza de forma cobriza,
y los planetas se organizan en un sitial de voces híbridas.

Si los rostros aúnan su memorias primigenias,
algo va a salir bien.

Si este sud-continente plantado en las antípodas de un otro expoliador
acomete su entusiasmo de autenticidad y barro,
algo va a salir mejor.

Si esta tierra plagada de dolor acumulado,
impuesto por codicias de oro y plata colonial,
avanza hacia su logos comunitario,
algo se va a poner bello.

Si esta latitud lacerada, enjuagada en el sudor del trabajo ancestral
señala la miseria de quienes producen la miseria,
algo puede funcionar.

Si las lágrimas de los que pelearon su sino
y la llamarada de los que acumularon sueños
y los que nunca se rindieron
se hermanan en una tensión de brazos
algo logrará su brillo.

Si los que guían a sus propios muertos
en la dicha de futuros buenos
abren su esternón a las voces humildes
y los que algunas vez planearon con un vuelo de pueblos
reiteran sus convicciones articuladas,
algo alcanzará su lugar sereno.
Si quienes aman la respiración tenue
de cada una de todas las formas de la vida
Si los que saben del sabor de la tierra en la esquina de sus lágrimas
esperanzan sus manos,
algo se abrirá en la noche.
Si los ecos andinos, selváticos y pampeanos logran interpelar las voces de los Amaru,
de las Juanas Azurduy,
de los Katari,
de las Tanias,
de los San Martín,
de las Monika Ertl,
de los Monteagudo,
de las Vicky Walsh,
de los Bolívar,
de las Michelle Franco,
de los Artigas...

entonces...

Todxs estos cuerpos ajados en nostroxs
volverán a entonar su aritmética inmensidad
de estrellas.