Los rotos traen escarapelas de melancolía con abrazos /
y los dañados un sinnúmero de risas tibias/
Los quebrados en su fémur suben su cotización en la bolsa/ y la alegría canta su pogo de abrazos en la vereda de enfrente/
Por fin nos dimos cuenta, ché, /
que los pliegues insumisos de estos años/
son apenas marcas sigilosas /
en que la piel da su testimonio/