VEREDICTO SOBRE LA PERLA
Uno a uno volvieron los seis familiares de Pujadas
caminando descalzos desde la ruta de Alta Gracia
y Marcos Osatinsky, disciplinado, Jefe y noble,
con los ojos entrecerrados y la sonrisa llana./
A su lado hablaba Tomás Di Toffino,
mientras guiñaba un ojo a los hermanos Hunziker/
Única y con ojos de brillo, Alejandra Jaimovich,
recordaba junto a sus amigos de colegio,
los 17 años que tenía cuando vio por última vez la cañada./
Vinieron las hermanas Waquin,
un poco despeinadas, con paso alegre.
Y los Coldman, cómplices de rosas rojas,
como entonces.
Detrás de ellas, abrazados,
Jensen y Pietragalla, conversaban con Rodolfo Ponce,
(cubierto todavía de cicatrices tibias y punzantes).
Marcelito Escobar reconocía amigos y saludaba,
nervioso, a la que una vez fue su novia/
Victor Boichenko, enorme como un canto,
abrazado a sus hermanos, en la mañana de sol con canciones./
Anita Abad intentando aprender las consignas repetidas
y Rita Alles Dillon susurraba versos de verdades
al costado izquierdo --e íntimo-- de la calle./
Margarita Assadourian se arreglaba el vestido
y Raúl Levin charlaba por lo bajito
con el ruso Jacobo Mogilner
sobre el sueño, la revolución y la espera../
Sé que estaban todxs
(me lo dijo un barrendero,
testigo perenne
de la histórico de Córdoba)/
No los pude identificar ni saludar como hubiese querido
(no tengo suficientes lágrimas en mi cuerpo
y había demasiada gente)
Pero Todxs ellxs andaban en la puerta del Tribunal
con una presencia inmensa
con llagas de voces latentes y tangibles./
Pude verlos, apenas,
que se entremezclaron
con lxs pibxs militantes,
al costado de otras banderas desafiantes./
(Ellxs. Todxs ellxos, de a uno,
acercándose al 25 de agosto:
los secuestrados, desaparecidos, torturados,
despedazados, fusilados y aniquilados en La Perla.)/
Cuerpos de compañerxs visibilizados,
por unas horas,
unas mínimas horas sin ceguera
a presenciar el veredicto de sus/nuestros verdugos./
Cuarenta años de presencias silenciosas
décadas de soledad en los juzgados.
Y, este mínimo atisbo de regreso,
por un lapso brutal y chiquitito
en una ventana azul de nuestra Historia./
(jorge norberto elbaum)