viernes, 26 de agosto de 2016

VEREDICTO SOBRE LA PERLA
Uno a uno volvieron los seis familiares de Pujadas
caminando descalzos desde la ruta de Alta Gracia
y Marcos Osatinsky, disciplinado, Jefe y noble, 
con los ojos entrecerrados y la sonrisa llana./
A su lado hablaba Tomás Di Toffino, 
mientras guiñaba un ojo a los hermanos Hunziker/
Única y con ojos de brillo, Alejandra Jaimovich, 
recordaba junto a sus amigos de colegio, 
los 17 años que tenía cuando vio por última vez la cañada./
Vinieron las hermanas Waquin, 
un poco despeinadas, con paso alegre.
Y los Coldman, cómplices de rosas rojas, 
como entonces.
Detrás de ellas, abrazados, 
Jensen y Pietragalla, conversaban con Rodolfo Ponce, 
(cubierto todavía de cicatrices tibias y punzantes).
Marcelito Escobar reconocía amigos y saludaba, 
nervioso, a la que una vez fue su novia/ 
Victor Boichenko, enorme como un canto,
abrazado a sus hermanos, en la mañana de sol con canciones./ 
Anita Abad intentando aprender las consignas repetidas 
y Rita Alles Dillon susurraba versos de verdades 
al costado izquierdo --e íntimo-- de la calle./ 
Margarita Assadourian se arreglaba el vestido
y Raúl Levin charlaba por lo bajito 
con el ruso Jacobo Mogilner 
sobre el sueño, la revolución y la espera../
Sé que estaban todxs 
(me lo dijo un barrendero, 
testigo perenne 
de la histórico de Córdoba)/
No los pude identificar ni saludar como hubiese querido 
(no tengo suficientes lágrimas en mi cuerpo 
y había demasiada gente)
Pero Todxs ellxs andaban en la puerta del Tribunal 
con una presencia inmensa 
con llagas de voces latentes y tangibles./
Pude verlos, apenas,
que se entremezclaron 
con lxs pibxs militantes, 
al costado de otras banderas desafiantes./
(Ellxs. Todxs ellxos, de a uno, 
acercándose al 25 de agosto: 
los secuestrados, desaparecidos, torturados, 
despedazados, fusilados y aniquilados en La Perla.)/

Cuerpos de compañerxs visibilizados, 
por unas horas, 
unas mínimas horas sin ceguera
a presenciar el veredicto de sus/nuestros verdugos./

Cuarenta años de presencias silenciosas
décadas de soledad en los juzgados.
Y, este mínimo atisbo de regreso, 
por un lapso brutal y chiquitito 
en una ventana azul de nuestra Historia./
(jorge norberto elbaum)