
Una divisa que trae detrás de si un viento de sueños destartalados
Y una llovizna que humedece una a una las llamas que pusimos a trabajar en los deseos
Una descripción que tiene la música de una fugaz araña en el límite de lo que somos
Y otra llamada que nos advierte:
podemos darle sorpresas a nuestros huesos
Y un sonido que nos trae de la mano su hálito de trueno, de sabanas y de gritos.
Y una acción que a la distancia puede comprenderse cuando enarbola su lámpara
su divisa y su intima tortura de llovizna
Y no deja de traernos luces, alaridos y metáforas que nunca seremos
En síntesis: toda poesía
--escrita desde el hueso astillado—
es un poco lo que somos
Y un poco lo que no es seguro que seremos.
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