martes, 9 de julio de 2019

DIA DE MI MATRIA / PATRIA
¿Qué es la Patria sino sudores biográficos, piedritas tiradas en la casa final, rectangular, de nuestrxs viejxs? ¿Qué viene a ser sino estas inmensas dignidades en los ojos enormes de de unxs pibxs secuestrados en noches y lápices? ¿Qué es la Matria, pregunto, sino cobrizos rostros de pocas palabras dispuestos a ser estaqueados antes que entregar hermanxs en los interrogatorios de los centros clandestinos de detención? ¿Qué viene a ser la Patria sino pibes cagados de frío gritando "Viva la Patria o las Malvinas son criollas” bajo una lluvia lúgubre, gutural, de verdes fríos con escarchas y escarapelas de sangre en la ropa mojada? ¿Qué significa nuestra Matria sin tibios trabajos desahuciados, techistas rotos, choferes exhaustos, albañiles de asado perdido, madres taciturnas que mezclan el guiso del amor en la casita con estufa, humo y carencias? ¿Qué viene ser la Patria cuando abundan lxs sufridxs buscadorxs de Dorados, de tesoros laborales, negados por regulatorias heridas de miseria financiera? ¿Qué es la Matria/Patria que no sea ese lunes inicial frente a la daga amenazante de la carencia, la soberanía olvidada, impuesta en la garganta de quienes escupimos las falacias de cipayismo prebendario? ¿Qué vendría a ser esta frazadita de Matria sino el caballito sudado y mugriento de San Martín que atraviesa galaxias para una libertad de Pueblos del Sur independientes, compartidas por paisanxs hermanadxs y luego desterrradxs? ¿Y qué es la Patria --vuelvo a preguntar-- sino el suspiro gestual y amenazante de Dorrego, la bandera que cubre a Moreno en un mar inmenso de traiciones, la veracidad última del Ché mirándote a los ojos de la América Latina? ¿Qué es la Matria sino ese continente que habla la lengua de un siglo postergado, cervantino en Lepanto y originario en labios entrecerrados de Milagros Sala (atávicos, insistentes) en su único grito? ¿Y qué sería de nuestra Patria, (viejito que te extraño tanto, tanto... indecible a esta altura) sin esos pañuelos blancos que duelen mientras claman su ronda de sabiduría con banderas anudadas en la Plaza? ¿Qué viene a ser la Matria sino la deuda de vergüenzas por haber despreciado a Artigas y exterminar soldaditos paraguayos bajo la orden imperial de la crueldad convertida en cacería? ¿Qué sería de nosotros, Matria, sin los caminos del Chacho desafiando todos los nombres civilizados de supuestas racionalidades atildadas y genocidas? ¿Qué sería de nosotros, Matria, de tus suelos expatriados, de tu maceta regada con lágrimas, de tus pasos en la larga marcha contra la amargura? ¿Qué sería de nosotrxs, sin tus resistencias ante entregadores seriales, sin el enfrentamiento al cúmulo de versiones sometidas, a la manta terrenal que te quitaron, al abismo de tu gorro frigio escamoteado por altivos señores responsables de persecuciones selectivas? ¿Qué seria de vos, Matria, si no hubieses sentido la voz rasgada de Evita, la pisada inmensa de caudillos alados en furias federales equinas, o en cada uno de esos militantes puros como furias, o en los curitas buenos de misa en los rincones (pobres de toda pobreza al costado de las callecitas rotas) corajes derramados, mujeres paridoras de derechos, incluso, desde la cuna ovárica de sus voces? ¿Qué sería sin nuestra memoria clavada en el postrer alarido del pelado Marcos, arrastrado en Córdoba por esbirros de un tiempo abyecto? ¿Y qué sería de vos, Matria, sin tus clamores de rabias entendibles, sin esas desbordadas letras encrespadas, sin tus movilizaciones con fuentes en octubres, sin tus pañuelos verdes desafiantes, sin la entereza al frente del último disparo? (Apuntá bien, pibe: que sea en el centro exacto del corazón de mi Historia, no dudes, siempre estuvimos preparados) ¿Qué sería sin los húmedos escondrijos de Scarfó, sin esas últimas advertencias de Severino, arropadas en explosivas pupilas justicieras? ¿Y qué sería de los anteojos rotos de Rodolfo, en la esquina de San Juan y Entre Ríos? ¿Qué de su memoria? ¿Qué de la lucidez convertida en texto? ¿Qué mierda seria de nosotrxs, te pregunto, una y mil veces, Patria, sin sabernos parte de esta tibia identidad --abierta, entera y orgullosa-- a los innegociables amores por lxs otrxs?
Jorge Elbaum

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