miércoles, 28 de junio de 2017

Incluso en tiempos de antifaz se te cuela la canción en tu tiempo biográfico. La canción dice biológicamente --me dijo una vez Claudio Peñaloza--. Te atraviesa como si te hubieras olvidado, como si la posibilidad se transformara en rinconcito de misteriosa celebración.. Cada letra se reinstala, se quiebra en el lugar de la duda, en la certeza anestesiada de una acostumbrada continuidad. Te traen mensajes de lo que habías dejado atrás. Te señala, te hace cómplice de un recreo. Te deja un poco mudo, convoca a los santos y mártires de las soledades disimuladas a plantar batalla, a dejarte arrastrar por una inmortalidad del presente. Es un puñal de flores, una llamita que late en los dedos, una ciénaga de palabras mareadas, un nuevo equilibrio de las cosas. Le avisa --o le advierte -- a la historia, de su sueño cuotificado por encuentros. Estas rodeado. Los sonidos están retumbando en la pileta en la que te descubrís solo, de noche, repitiendo la versión esa de que "el tacto", la epidermis, es la única verdad de la cosas. Te metes en el agua y empiezan a confundirse todos las voces, sus marcas, sus tonos y, sobre todo, su silencio. Ahí, en el paréntesis ves como los días se desploman. Y el silencio se hace cómplice.

Todo lo que fui

Las derrotas se transpiran en la boca / desde los pómulos hacia el piso de un baño /  La fiebre húmeda / es una estaca en cada uno de los recuerdos ./ Y crece  como gusto de pérdidas / de conclusiones  / de partidas y llegadas  / algo así como un Ulises / en arribo exhausto  de canciones / en limpieza de hijos  / en iris oceánicos de ojos. / Allá está Ítaca / custodiada por Joaquín Pasos / como un centinela entrañable / de cada uno de nuestros más amados huesos. / Somos sutiles lucesitas de la noche / escenografías de un viaje / hacia la tibia corteza de la tierra./ Hay un verso en hebreo / al costado de tu risa linda/ olvidada por aquel distraído sabio / que olvidó el misterio / de la letra muda. / Un viejo amigo toca la timbre / mientras la canción murmura su pasado mañana./ Tengo que aceptarlo: todo lo que fui / está en guerra / 

sábado, 24 de junio de 2017

apenas un mes / con inauditas evidencias semejantes a los años:/ ¿será la precisión de su insondable intensidad? / ¿O el silbido rítmico de un tiempo diferente? /¿O serán (acaso) los pedacitos nuestros / saldos biográficos salpicados con ternuras? // No sé / apenas me acuerdo / (con exactitud) de abrirte mi esternón / en tu crudeza empapada de lágrimas / con saldo en las entrañas. / Y reunir señales inflamables / en la aceptación de un final de exilios cardíacos / y andar de celebraciones por tu boca / para mirarte en los lapsos tibios que fuimos. / Paradojas de la intimidad:/ se disipan las fronteras / para ser mucho más de lo que éramos. /