lunes, 10 de octubre de 2011



Si hoy fuese el última día
quisiera recordar
en ese recuento de imágenes blandas y rápidas
algunas escenas limpias:
el beso agitado en el Coliseo Amauta
el brazo levantado en la Lucha Libre,
el coraje de mi madre peleándose en la escuela
a mi viejo riéndose a carcajadas con la boina marrón y
el salto eterno desde el placar enorme de terciada
con mis hermanos como cómplices de vuelo.

Los llantitos de mis hijos al nacer
las tardes de boxeo en el gimnasio húmedo y hueco
las manos de las mujeres que me amaron y acariciaron
y la pasion inmensa de una piel desierta.

Quisiera pedirle a mi memoria
a la corteza celeste que será calavera
que me conceda esas fotos en la víspera
y que sepa valorar lo ya vivido
que deje un espacio en el carretel de ráfagas
para las luces de una tarde en plena calle
Tupac Amaru y Belaustegui
que me deje ese minuto interminable, labil,
par darme un cielo de voces recordadas
ese abrazo, esa tardecita de futbol con hermanos,
ese asombro del Silvio en una estrofa.

Dicen que el ultimo deseo debe ser concedido
pues bien aqui me tienen en su ruego:
tres canciones, dos veces y un puño
para regalarles a quienes sigan el camino.